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Guillermo Cano Isaza:

          

El Estado pide perdón, pero no ofrece Justicia

En un acto conjunto en el Centro de Memoria Histórica, de Bogotá, el Estado colombiano y la Comisión Interamericana de Derechos Humanos, CIDH, pidieron perdón a los sobrevivientes por no haber desplegado una acción investigativa que pusiera al descubierto a los autores intelectuales y materiales del asesinato del periodista Guillermo Cano Isaza, el director del diario El Espectador inmolado el 17 de diciembre de 1986 

Homenaje del maestro Héctor Osuna al inmolado director de El Espectador, Guillermo Cano Isaza, en el día de reconocimiento de responsabilidad del Estado colombiano y la Comisión Interamericana de Derechos Humanos por no haber desplegado actividades tendentes a culpar a los responsables de su asesinato, cometido el 17 de diciembre de 1986.

Por: Fernando  Cano B*

   Especial para   El Diario Alternativo

                                                                                 

 

                                   

 

 

Los siguientes son extractos del breve discurso que pronunció el periodista y fotógrafo Fernando Cano Busquets durante la ceremonia de reconocimiento de responsabilidad Estado-CIDH por la impunidad que aún cobija el asesinato de su padre, el periodista y director del diario El Espectador, Guillermo Cano Isaza:

 “A  las  malas”

La vida y los años, en ese proceso inexorable y natural, se van encargando de archivar en los anaqueles del olvido, muchas historias, muchos momentos especiales, y sobre todo, demasiadas personas.  Allá vamos a ir a parar todos y así debemos aceptarlo.

Sin embargo, existe un antídoto muy importante que se llama Memoria Colectiva, una entidad abstracta y no gubernamental que se encarga de hacer que ese proceso hacia el olvido se retarde un tiempo mayor, porque considera que un momento histórico o una persona determinadas, no deben ser olvidados y por el contrario, procura que su permanencia en la cotidianidad, sirva para exaltar los méritos y las enseñanzas del individuo, o para que los aciertos comunitarios se repitan y los errores cometidos no vuelvan a hacer presencia en el futuro.

Guillermo Cano Isaza, periodista, Director de El Espectador, fue asesinado en diciembre de 1986 por los carteles de la droga que para esa época intensificaban su proyecto de tomarse a Colombia por las buenas o por las malas. Para ser más precisos, dejémoslo sólo “a las malas.”

El Espectador, y la Familia Cano toda, a pesar del drama interno que vivían, continuaron la lucha de su Director inmolado, no contra los carteles de la droga, como se ha querido dar a entender desde entonces, sino a favor y en defensa de la Democracia. De una Democracia que cada día más iba cayendo en manos de los narcotraficantes. En ese entonces _miren ustedes cómo eran las cosas_, Magistrados, Jueces, Periodistas,  Militares, y Políticos que se podían contar con los dedos de una sola mano,  ponían su pecho en defensa de los ideales democráticos. No de los intereses de un partido político, no de los de una colectividad social, y mucho menos de los de una clase social en específico. Defendían a la Democracia. A la Democracia en mayúsculas.

A todos ellos los mataron, y sin querer ser inexactos, podríamos añadir, incluso, que en esa triste noche colombiana, también cayó malherida su Democracia.

Una desgracia nacional

En 2024 se cumplen 38 años del asesinato de Guillermo Cano Isaza. Hacer un recuento de lo que ha pasado con su caso es un tanto dispendioso y de pronto hasta resulta aburrido para los habitantes de esta época que sólo aceptan trinos y titulares. Pero hagamos un ensayo breve:

*Cinco meses antes de su asesinato, el 16 de julio de 1986, asesinan en Leticia a Roberto Camacho Prada, corresponsal de El Espectador en esa ciudad.

*4 meses después del crimen, el 11 de abril de 1987, dinamitan en Medellín un busto levantado en su memoria.

*A finales de 1987, el periodista e investigador de El Espectador, Fabio Castillo, publica su libro “los Jinetes de la Cocaína” y debe salir del país por amenazas contra su vida.

*En marzo de 1989 asesinan en Bogotá al abogado Héctor Giraldo Gálves, quien había sido autorizado por la familia para ser parte civil del caso. La juez que lo llevaba abandonó el país por amenazas de muerte.

*El 16 de agosto de 1989, asesinan al Magistrado del Tribunal Superior de Bogotá Carlos Ernesto Valencia García, quien había confirmado los vínculos de Pablo Escobar con el magnicidio.

*El 2 de septiembre de 1989 fue detonado un camión cargado de dinamita frente a las instalaciones de El Espectador sin causar víctimas por fortuna, pero ocasionando millonarias pérdidas al periódico.

*10 de octubre de 1989. Un mes después de la bomba, asesinan simultáneamente en Medellín a Marta Luz López y a Miguel Soler, gerentes administrativo y de circulación de El Espectador en esa ciudad.

*el 20 de abril de 1990 asesinan a Hernando Tavera, quien atendía labores casi que clandestinas de distribución de El Espectador en la ciudad de Medellín. Pablo Escobar había prohibido la circulación del periódico en Antioquia.

*El 18 de septiembre de 1992, asesinan a la Jueza Sin Rostro Rocío Vélez Pérez, quien confirmó la responsabilidad de Pablo Escobar y de sus secuaces en el asesinato de Guillermo Cano Isaza. Sus 3 escoltas también mueren.

*El 6 de octubre de 1995, el Juzgado 73 Penal del Circuito condena a seis sindicados del crimen. Uno de ellos es liberado porque se trataba de un homónimo del sicario y los otros son absueltos un año después.

*El 18 de febrero de 1997 es capturado en Bogotá Luis Carlos Molina Yepes de cuya cuenta bancaria había salido el dinero para comprar la motocicleta utilizada en el asesinato. Un año después se fuga de los calabozos del DAS en Medellín. Recapturado tiempo después purga 6 de los 16 años a los que fue sentenciado.

 

A veces, y en Colombia podríamos afirmar que muchas veces, la Memoria Colectiva pierde contra las “fuerzas oscuras” su batalla por mantener presentes a sus seres más vitales. Y aquí tendríamos que lanzar al aire algunas preguntas que al contrario del caso de mi padre, no han recibido ninguna respuesta: ¿En qué están, si acaso están, las investigaciones por la muerte de tantos periodistas, jueces, profesores, desde los años 80 hasta ahora? ¿Qué se ha averiguado, si es que se ha averiguado, sobre los causantes de esa angustiante salida hacia el exilio de la inteligencia colombiana insobornable, que abandonó el país para poder salvar sus vidas?  ¿No debería ser esta desgracia nacional un caso gigante para declararlo de “Lesa Humanidad”?

En el año de 1997, la Sociedad Interamericana de Prensa, SIP, (a la que volvemos a reiterar nuestro agradecimiento), llevó su caso hasta la Comisión Interamericana de Derechos Humanos. Un mes después la CIDH abrió el caso y notificó al Estado colombiano en espera de su respuesta. La Cancillería colombiana en 1998, contestó que para ellos era “Inadmisible” que se llevara el caso a esa instancia, pues ese no era un caso de crimen de estado. Luego de la contra respuesta de la Comisión, y ya en otro gobierno en Colombia, la nueva Cancillería volvió a contestar en el año 2.000 que la ola de violencia que vivió El Espectador luego del asesinato de Guillermo Cano Isaza no podía ser objeto de análisis de la CIDH y que ninguno de los dos temas, la violencia contra El Espectador y el asesinato de Guillermo Cano Isaza podían ser revisados por ese ente internacional.

Cadena de Omisiones

Finalmente, el 23 de febrero de 2001, la CIDH concluyó que el Estado colombiano había incumplido con su obligación de garantizar el derecho a la vida de Guillermo Cano Isaza y que tampoco había atendido su deber de investigar, juzgar y sancionar a los responsables. En esa conclusión, la Comisión urgía al Estado a agilizar los procesos y se mostraba presta a recibir los avances sobre el caso.

 

Pero tan vigilante estaba la CIDH sobre ello, que durante los 17 años que siguieron después al perentorio pronunciamiento, no produjo ninguna comunicación oficial hacia Colombia, no preguntó nada, no adelantó ningún oficio ante los gobiernos nacionales que se fueron eligiendo o reeligiendo. Y Colombia, (recordemos quiénes fueron embajadores del país ante la OEA durante esos 17 años), no hicieron ningún esfuerzo por contestar algo, por avanzar en las pesquisas, o por mover un dedo que sirviera para que la CIDH se acordara del expediente.

Pero como señalábamos al comienzo de estas palabras, apareció la Memoria Colectiva. En el año 2016, gracias a los requerimientos en Colombia de la Fundación para la Libertad de Prensa, FLIP, su Presidente de entonces Pedro Vaca y su abogada Ángela Caro comienzan a hacerle a la CIDH preguntas incómodas, -¡cómo agradecerle a Pedro esas preguntas incómodas!- y con los oficios igualmente valiosos de la Doctora Angelita Baeyens de la Fundación Robert Kennedy, en los Estados Unidos, ambas partes _CIDH y Colombia-, se dan cuenta de su olvido y retoman el caso.

La Comisión Interamericana de Derechos Humanos, presentó disculpas a la familia Cano por ese olvido, en un acto que se llevó a cabo en la ciudad de Denver, Estados Unidos en el año 2018.  Y hoy, un período presidencial y dos años después de que la Comisión le sugiriera al Estado Colombiano realizar una ceremonia similar a la de ellos, nos reunimos aquí para llevarla a cabo.

Colombia con Mayúsculas

Ana María Busquets de Cano, sus hijos, sus nietos y sus bisnietos, aceptamos y recibimos 38 años después del asesinato de Guillermo Cano Isaza, la manifestación pública del Estado Colombiano en boca del actual Ministro de Justicia, doctor Néstor Osuna.

Pero queremos manifestar eso sí y con el mismo amor y optimismo por el país que le aprendimos a Guillermo Cano Isaza, que esperamos que este acto no sea el de clausura de un proceso, sino más bien el paso inicial para devolverles a las familias de tantos periodistas, de tantos magistrados, de tantos jueces, de tantos militares, de tantos colombianos en fin, la merecida memoria de sus seres queridos. Seguimos soñando, como Don Guillermo Cano Isaza, en una Colombia con Mayúsculas.

38 años de Impunidad

La familia Cano Busquets, al término de la ceremonia de responsabilidad Estado colombiano – CIDH por la impunidad en el asesinato del periodista Guillermo Cano Isaza, entregó este comunicado público, que contiene una minuciosa descripción de las vicisitudes que han rodeado el frustrado proceso de investigación del magnicidio.

Por ser uno de los pocos documentos que relatan esta historia, lo publicamos para entender la importancia del acto celebrado en el Día de la Libertad de Prensa, pero también para poder hacer un seguimiento de las investigaciones que el Estado se compromete a realizar.

   Especial para   El Diario Alternativo

Este viernes 9 de febrero, día del periodista en Colombia, y después de 38 años del asesinato de don Guillermo Cano Isaza, el Estado colombiano hará, por primera vez, un reconocimiento público, por orden de la Comisión Internacional de Derechos Humanos (CIDH).

El acto se realizará en el Centro de Memoria Paz y Reconciliación a partir de las 9:00 am y tendrá presencia del ministro de Justicia, Néstor Osuna, así como otros representantes oficiales y de la comunidad diplomática en Colombia. Durante el evento, el Estado tendrá que reconocer que incumplió sus obligaciones de garantizar el derecho a la vida; investigar, juzgar y sancionar a los responsables; y brindar la debida protección judicial a las víctimas, a sus familiares y a la sociedad. 

 

Además, el Estado se comprometerá a tres cosas: continuar con la investigación que permita esclarecer su asesinato a través de la Fiscalía General de la Nación; realizar un documental sobre la violencia que sufrió El Espectador y sus periodistas, en el contexto en el que fue asesinado don Guillermo Cano Isaza y dar aplicación a la Ley 288 de 1996, con el propósito de reparar los perjuicios inmateriales y materiales que llegaran a probarse a favor de la familia. En caso de darse dicha reparación, por decisión de la familia de Guillermo Cano, será destinada única y exclusivamente a la financiación del Premio Mundial de Periodismo, Unesco-Guillermo Cano.

La memoria de don Guillermo, su legado y todo lo que su vida y su muerte significaron para la historia de Colombia están presentes todos los días,

especialmente en quienes dedican su vida al periodismo. Este reconocimiento marca un punto crucial en la historia del director de El Espectador asesinado el 17 de diciembre de 1986, así como en la lucha por quienes siguieron adelante y fueron blanco de amenazas, exilios y asesinatos. Hoy, más que nunca, el legado de don Guillermo Cano está presente como símbolo de libertad y verdad.

“Ana María Busquets de Cano, sus hijos, sus nietos y sus bisnietos, aceptamos y recibimos, 38 años después del asesinato de Guillermo Cano Isaza, la manifestación pública del Estado Colombiano en boca del actual Ministro de Justicia. Pero queremos manifestar eso sí y con el mismo amor y optimismo por el país que le aprendimos a Guillermo Cano Isaza, que esperamos que este acto no sea el de clausura de un proceso, sino más bien el paso inicial para devolverles a las familias de tantos periodistas, de tantos magistrados, de tantos jueces, de tantos militares, de tantos colombianos en fin, la merecida memoria de sus seres queridos. Seguimos soñando, como Don Guillermo Cano Isaza, en una Colombia con Mayúsculas”.

 

Cronología de algunos hechos ocurridos desde el asesinato Guillermo Cano I.:

 

• 4 meses después del asesinato, el 11 de abril de 1987, dinamitan en Medellín un busto levantado en su memoria.

• A finales de 1987, el periodista e investigador de El Espectador, Fabio Castillo, publica su libro “los Jinetes de la Cocaína” y debe salir del país por amenazas contra su vida.

• En marzo de 1989 asesinan en Bogotá al abogado Héctor Giraldo Gálves, quien había sido autorizado por la familia para ser parte civil del caso. La juez que lo llevaba abandonó el país por amenazas de muerte.

• El 16 de agosto de 1989, asesinan al Magistrado del Tribunal Superior de Bogotá Carlos Ernesto Valencia García, quien había confirmado los vínculos de Pablo Escobar con el magnicidio.

• El 2 de septiembre de 1989 fue detonado un camión cargado de dinamita frente a las instalaciones de El Espectador sin causar víctimas por fortuna, pero ocasionando millonarias pérdidas al periódico.

• 10 de octubre de 1989. Un mes después de la bomba, asesinan simultáneamente en Medellín a Marta Luz López y a Miguel Soler, gerentes administrativo y de circulación de El Espectador en esa ciudad.

• El 20 de abril de 1990 asesinan a Hernando Tavera, quien atendía labores casi que clandestinas de distribución de El Espectador en la ciudad de Medellín. Pablo Escobar había prohibido la circulación del periódico en Antioquia.

• El 18 de septiembre de 1992, asesinan a la Jueza Sin Rostro Rocío Vélez Pérez quien confirmó la responsabilidad de Pablo Escobar y de sus secuaces en el asesinato de Guillermo Cano Isaza. Sus 3 escoltas también mueren.

• El 6 de octubre de 1995, el Juzgado 73 Penal del Circuito condena a seis sindicados del crimen. Uno de ellos es liberado porque se trataba de un homónimo del sicario y los otros son absueltos un año después.

• El 18 de febrero de 1997 es capturado en Bogotá Luis Carlos Molina Yepes de cuya cuenta bancaria había salido el dinero para comprar la motocicleta utilizada en el asesinato. Un año después se fuga de los calabozos del DAS en Medellín. Recapturado tiempo después purga 6 de los 16 años a los que fue sentenciado.

 

Cronología del caso en la CIDH:

 

● En febrero de 1997, la Sociedad Interamericana de Prensa y la familia Cano presentan el caso ante la Comisión Interamericana de Derechos Humanos (CIDH).

● El 4 de marzo de 1997, la CIDH abrió el caso y notificó al Estado para que respondiera.

● En 1998 el Estado contestó diciendo que el asunto era inadmisible. Luego de la contra respuesta de la SIP, el Estado volvió a defenderse en agosto de 2000 y señaló que la ola de violencia que vivió El Espectador, luego del asesinato de Guillermo Cano Isaza, no podían ser objeto de análisis de la CIDH y debía separar esos casos del crimen del director del diario. Además, dijo que no había méritos para que la Comisión revisara ninguno de los dos temas.

● El 23 de febrero de 2001, la CIDH concluye que el Estado colombiano había incumplido su obligación de garantizar el derecho a la vida de Guillermo Cano y que tampoco había atendido su deber de investigar, juzgar y sancionar a los responsables y brindar protección a las víctimas y a sus familiares. En esa conclusión, además, la Comisión decidió unificar el caso con otro proceso sin mayor explicación y emitiendo una serie de recomendaciones que jamás vigiló en 17 años.

● La CIDH nunca le dio un espacio a la familia Cano para revisar ese informe y alegar que no era suficiente en un caso tan emblemático para el país y la libertad de prensa a nivel mundial. Ni notificó ni avisó de la existencia de ese informe y, hasta hoy, tampoco ha dicho qué pasó ni ha pedido disculpas.

● Solo hasta diciembre de 2016, las víctimas y abogados volvieron a saber del caso, gracias a la información que pidió la FLIP que solicitó a la CIDH que permitiera “retrotraer” el caso para poder refutar el contenido del informe de 2001 y darles la oportunidad de que el caso tuviera un informe de fondo mucho más completo y serio y de que el proceso pudiera llegar a la Corte IDH. Sin embargo, la CIDH negó esa posibilidad.

● Con las conclusiones arrojadas por el informe realizado por la CIDH en el año 2001 (hace 23 años), el día de hoy, a pesar de que el caso no ha llegado aún a la Corte Internacional de Derechos Humanos, el Estado colombiano realiza este acto, siguiendo las recomendaciones del informe en mención.

 

 

 Dos Testimonios

 

El conocido periodista de investigación y autor Julián F. Martínez dirige un programa de opinión documental en el Tercer Canal – La voz de los que no tienen voz. En el día previo a la ceremonia Estado-CIDH para reconocer responsabilidad en la impunidad que hasta ahora campea en el asesinato de Guillermo Cano Isaza, Martínez invitó a los periodistas Fabio Castillo, quien fuera el fundador del equipo de investigación de El Espectador bajo la batuta de Cano Isaza, y autor dela trilogía sobre el narcotráfico –Los Jinetes de la Cocaína, La Coca Nostra y Los Nuevos Jinetes de la Cocaína-, y ahora director de El Diario Alternativo. Y a Ignacio Gómez G., también periodista de investigación en El Espectador en la misma época, donde trabajaron hombro a hombro en esas y muchas otras investigaciones, e igualmente autor de varios libros de investigación periodística, como La Última Misión de Werner Mauss. Ignacio Gómez G., es en la actualidad subdirector de Noticias Uno.

El debate propuesto por Martínez desenmaraña algunas de las claves todavía pendientes de resolver en la investigación del asesinato del director de El Espectador.

En este vínculo del Tercer Canal se puede acceder a los 150 minutos de sorprendentes revelaciones:

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